Hay personas que te hacen amar y valorar una carretera, un detalle, un paisaje, un olor, una tarde, un resplandor de entre los árboles...
Siempre he tenido un don para saberme rodear de personas que cada día me enseñan los placeres sencillos de la vida, los de verdad, los auténticos y puedo presumir de haber tenido, y tener, muy buenos Maestros a los que adoro y quiero por su sabiduría y por saberlo compartir con los demás.
Y de esta manera te enseñan que una tarde cualquiera y con los elementos necesarios un simple paseo se convierte en toda una lección de vida como en el cumpleaños del Isidro que con ilusión y ganas de hacer cosas se le da un bonito homenaje en un precioso lugar....
Sobran las palabras... ¿verdad?