El frio por estas latitudes ya comienza a remitir aunque suelo salir a partir de las 10 de la mañana. Los almendros ya están en flor en el mediterraneo, todavía habrán días lluviosos, con viento pero cuando sale el sol, calienta de lo lindo. Las primeras salidas del año en bicicleta, sin dejar de correr para mantener un poco la forma con un invernal muy bueno corriendo y ciclocros de baja intensidad con una base de capilares importante.
Muy pronto llegarán las primeras clásicas auténticas de carretera, los Monumentos, las verdaderas carreras con tramos de ensueño, pavé, tramos especiales que nos trasladan a la mítica del ciclismo, de un ciclismo del pasado que todavía sigue vive al margen de las Grandes Vueltas.
Pequeños muros, pequeñas emboscadas, lugares rurales, pintoréscos, alejados del mundanal ruido y del tráfico masificado. El placer de pedalear por senderos entre viñedos y actividad agrícola con tu bicicleta de carretera, sin prisa, sin pausa, alegrandote de estar vivo y entero todavía.
Nuestros pequeños tesoros en el Gran Penedés, nuestra pequeña vida salpicada de pinceladas de placer, tramos sagrados, lugares de reencuentro compartidos con nuestros mejores amigos.
No es solo cicloturismo sino, un modo de vida, una forma de saborear la vida.
Bienvenido a las clásicas de primavera, el resurgir de la tierra, de la vida vegetal, de los largos días de sol y de una vida alegre y tranquila.