El reto sigue ahí, intacto, el intento de la Cavall d´Acer 200 fué eso, un valiente intento que poco a poco se fué diluyendo mientras pasaban las horas. Sabíamos que la empresa era difícil y aún así 8 valientes la intentamos y yo como guía, tengo un alto porcentaje de culpa en que no se consiguiera pero al final lo pasamos muy bien y el grupo, y el vínculo que hicimos los 7 participantes + 1 vivimos una jornada única y espectacular.
Lo primero es que salimos demasiado tarde, se tendría que haber salido a las 6 pero como amanecía a las 7:10 al final entre fotos y tal, salimos a las 7:30.
Después de los dos primeros puertos sobre asfalto, la Conrrería y la Vallesana, fuímos muy bien pero a partir de Torre Baró y los tramos de esterrato la cosa se fué poniendo cada vez mas dura y perdimos un tiempo precioso pero teníamos que parar a comer algo serio, y volvimos a salir a eso de la 13:30 a la altura de Castellbisbal, no íbamos aún mal de tiempo pero nada mas salir, y es curioso, pinchamos tres veces en asfalto, nunca en tierra!!!
No sabíamos apenas cambiar un tubular y se nos fué mucho tiempo, cuando llegamos a arriba a Ullastrell eran ya casi las 3 de la tarde, nos quedaban 125 kms y apenas 5 horas y media de luz... era pues el momento para reconsiderarlo bien, los de los tubulares solo llevaban uno mas de recambio cada uno, esas bicis pesadas y con calapiés si es duro por carretera, imaginad por esterrato... había que ser realistas, y para postre el amigo Daniel llevaba un plato de 44 dientes de plato pequeño y iba pegando chepazos desde media mañana,,, yo tampoco me encontraba muy fino y Nicolás con dolor de muelas.
Un escenario poco propicio para continuar sabiendo que nos quedaban los dos puertos largos, Montserrat y las Estenalles por Mura... era arriesgarnos a seguir y que nos tuvieran que recoger uno a uno con coche y de noche.
¿Habíamos subestimado el reto? ¿fuímos un poco cabras locas? ¿Intuíamos, de manera inconsciente, que el reto igual no lo podríamos conseguir? Un poco de todo creo yo... pero como guía del grupo mi obligación era devolver sanos y enteros a mis fieles seguidores e imperó la solidaridad del grupo pese al amargo sabor de boca en un principio.