Pasadas ya
unas semana y después de intentar asimilar el trance os voy a contar una historia
que aunque parezca mentira, os puedo
prometer que fue totalmente cierta.
Volvía en solitario, un ciclo globero bien entrado en los cuarenta, por
la
carretera del Pantano del Foix (Barcelona) un domingo cualquiera del mes
de mayo cuando a la altura de Castellet i la Gornal me pasaron sin mediar
palabra alguna -lo juro- un grupo de triatletas.
Medio contrariado comenté sin ánimo de calentar el ambiente si ya no se saludaba ó qué...
a lo que obtuve el silencio nuevamente como respuesta.
Uno de ellos, que pasó a cola del grupo, me comentó con cierto desdén que
si me habían saludado, pero, para mí la afrenta había sido suficiente.
Unos calores incontenibles me recorrieron
de arriba a abajo y desquiciado, cual don
quijote, espoleé sin piedad mi maneta de cambio engranando el plato grande asestando,
sin paliativos y sin pensarlo mucho, un ataque en toda regla dejándoles con dos palmos de narices.
Así que totalmente enojado me encontraba en un visto y no visto 150 metros por
delante de un grupo de ávidos triatletas que ya se habían organizado, según miré para atrás, en mi persecución dando relevos.
Y allí estaba yo con un notable aire de cara, una forma física dudosa, mas gordo de lo normal, mas mayor que ellos y sin almorzar... así que objetivamente hablando tenía
claro que muy pronto sería pasto del aplastante ritmo de esos bien llamados flipatletas!!!
Con la respiración entrecortada y todas las alarmas corporales encendidas me
esforzaba en pensar de forma urgente un plan B para salir con cierta
"dignidad" de esta ridícula situación.
¿Simular un pinchazo ó un avería? noooo, eso es muy poco digno para un
cicloturista, hay que darles una lección... piensa, piensa, llegué por fin a una
zona de curvas y de repente, entre la maraña de ácido láctico recordé todas
aquellas célebres veces que nos habíamos escondido tras lanzar un ataque mientras los
perseguidores se esforzaban en dar caza al osado escapado sin llegar a
alcanzarlo jamás... Sí, eso haré, pensé, hay que darles un buen escarmiento a
estos mal educados triatletas. Si eso haré, me esconderé raudo y veloz aprovechando esta zona de
curvas...
Venían ya recortándome el terreno así que en la segunda curva vi un camino
de tierra a izquierdas perfecto donde con toda probabilidad podría esconderme
rápidamente allí. Mientras, miraba para atrás calculaba el momento oportuno para
desaparecer y apreté con todas mis fuerzas entrando a aquel camino a todo trapo
para seguidamente frenar en seco pero, horror de horrores.... cuando me dispuse a frenar y
esconderme detrás de unos arbustos comprobé amargamente pasmado que el camino
tenía una bonita y plateada cadena a una altura tal que me sería imposible
saltarla como hacía con los bordillos... si, iba a frenar, pero muy en seco, si señor!!!
Los acontecimientos se sucedieron muy precipitadamente. Mi cuerpo preparaba ya la caída, cuando de repente la bici impactó con cadena y yo salí despedido
por encima de los arbustos, para poder, en el aire, girar milagrosamente de lado
y notar ya el impacto en mi costado y en el casco con los brazos por delante,
hombro y luego la espalda... creo que no caí del todo mal gracias a mis años de acrobacia
con mi profesor Rogelio Rivel.
Y luego, el silencio... analizándolo fríamente a posteriori creo que si lo que
quería era desaparecer, como concepto en si, no lo había hecho tan mal.
La bici se quedó a la altura de la cadena, yo tres metros más allá detrás de
unos arbustos... pese a los dolores mitigados por el subidón guardé silencio, iba reptando de espaldas discretamente por el suelo
para salirme poco a poco de la línea de visión de la carretera mientras rogaba al cielo que ojalá no me hubieran visto y pasaran de largo pero, no conté con un pequeño detalle ... me habían visto volar por
los aires perfectamente y, eso no era lo peor, según
iba encogiéndome en el suelo pude comprobar horrorizado que habían parado en la
curva ya y que por la dirección que venían andando, venían a socorrerme... !!!tierra trágame!!!
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Me levanté como con un resorte quitándome la tierra de las manos preguntándome con urgencia si me encontraba bien. Creo que sí, les
dije, después de un rápido chequeo. La cabeza bien... (¿tú crees que bien?) No
he perdido el conocimiento, ( de eso siempre, como veis, he tenido poco...) Creo que no tengo dolor, igual es por
la adrenalina.
La clavícula no está rota, un poco
de sangre en una mano, los dos dedos índices desollados, el hombro dolorido
pero... !joder ostias, que no me he hecho casi nada!
¿Y la bici? allá sigue enganchada en la cadena. Mientras la cogí con
delicadeza pensaba, ya verás tú el carbono... las dos manetas torcidas, la
cadena salida - la de la bici, la pipa de dirección con rascadas, el frontal, joder
cambia bien y todo, bueno, no ha sido mucho. Rascadas y tal pero nada roto.
!!!Para haberme matado!!!
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Pasado el susto vino la tercera parte de la historia. La mas embarazosa
quizás.
Cuando todo parecía estar en su lugar, aunque me encontrara tremendamente
abrumado, y mirando los triatletas la pista de piedra suelta, vino la pregunta inevitable:
¿¿¿Pero, a donde querías ir tú por
ahí???
!!!DIOS!!!
Me giré de forma teatral intentando ganar tiempo para la respuesta con la
pista a mi espalda. Se hizo el silencio mientras mirábamos todos aquel intransitable
camino de cabras y aprovechando el silencio creado ante tal imagen, me giré con
los ojos como platos clavando mi mirada fijamente al tipo de la pregunta para
entonar con total solemnidad, proyectando mi voz saliendo desde lo más hondo de mí aquella famosa y mítica frase de:
!!!Iba... a esconderme!!!
La cara de aquellos cinco triatletas y el inevitable silencio que se formó
a continuación era todo un poema en sus caras... Sin dar crédito a lo escuchado y
esforzándose por contener la risa repitieron:
!ah claro, a esconderte... claro, claro!
!ah claro, a esconderte... claro, claro!
Se sabía de monstruos, dragones y ninfas de los pantanos pero lo que se desconocía hasta la fecha era de la existencia también de los frikis de los pantanos... !y en ese momento tenian uno delante de ellos!
Me reí para no aumentar la incertidumbre... me quité el personaje stanislavski creado al tiempo que les agradecí
sinceramente su auxilio. Me confesé, quería esconderme para que al no verme forzaran
la marcha sin poderme alcanzar pero creo que la explicación era más absurda que
la situación... No había forma de arreglarlo. Qué les iba yo a explicar a unos
triatletas, esos que salen en bici solo a entrenar, sobre las cosas que hacíamos
los viejos ciclo turistas... ¿Cómo iban ellos a entender lo que eran las malas
artes, las emboscadas y escaramuzas de la mismísima edad de hierro, con
sus bicis de acero, pedales con rastrales y maillots de lana?
No lo iban a entender en la vida asi que, les agradecí su asistencia y preocupación y les pedí disculpas porque acababa de hacer una auténtica estupidez que me podía haber costado muy cara.
No lo iban a entender en la vida asi que, les agradecí su asistencia y preocupación y les pedí disculpas porque acababa de hacer una auténtica estupidez que me podía haber costado muy cara.
¿Pero estás bien? ¿Tú qué crees... ? (nos
reímos) Igual creían que el golpe me había vuelto tonto.
Si, si, id tranquilos, vivo en Vilanova i la Geltrú, no os preocupéis, es todo bajada...
Si, si, id tranquilos, vivo en Vilanova i la Geltrú, no os preocupéis, es todo bajada...
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Epílogo:
Os juro que hice la vuelta en bici por el pantano más tranquila de mi vida.
Manos y hombro dolorido, las manetas
torcidas, raspadas en la espalda y con la sensación de haber vuelto a nacer y haber
hecho el tonto, una vez más.
Volví a sentirme como un niño sin serlo... Sonreí.
FIN
(P.D: Dedicado a todos los compañeros convalecientes en accidentes de la bici este año. mucho ánimo !!!)